Los últimos datos de empleo de Eurostat transmiten un optimismo cauto a nivel continental. La tasa de paro bajó una décima en marzo en la UE hasta quedarse en el 8%,
su cifra más baja desde hace más de ocho años, pero casi 20 millones de
personas quieren trabajar y no pueden. Croacia, Portugal y España
fueron los que más redujeron el desempleo. Y como viene siendo habitual,
Grecia (23,5% de parados) y España (18,2%) siguen a la cola de Europa
en este ámbito, ampliamente rezagados del resto de Estados miembros. La
cara más vulnerable de la estadística la representan en España los casi 1,4 millones de hogares que tienen todos sus miembros en paro y los 648.300 hogares en los que según el INE no entra ningún ingreso.
Investigando las situaciones de España en relación con la Unión Europea, he mostrado este artículo del periódico porque me ha parecido interesante leer como en estos últimos años España ha sido una de las mayores potencias creadoras de empleo, pero aún así las nominas de los empleados no se han estabilizado ya que los empleos duran muy poco tiempo, casi siempre de mes a mes. Esto les está perjudicando más a la juventud que comienza a trabajar y los pocos empleos que encuentran carecen de contrato fijo.